Somos un poco más nosotros mismos durante el sueño

Paso las hojas de un libro de manera distraída, las letras vuelan sobre las páginas mientras agudizo el oído, el libro esta dado la vuelta y la velocidad de las hojas impiden cualquier intento de lectura. Eso da lo mismo, ya puedo escuchar los pequeños y ligeros pasitos de mis depredadores y ellos, total, no saben si el libro esta en posición correcta o no.

La velocidad de los pasos se ralentiza, intentan ser sigilosos pero no lo consiguen. Aún así, les dejo aproximarse, se que van a hacer y total es algo que tampoco va a ser doloroso. Los pasos se detienen. Siento dos pequeños dedos que se deslizan entre mi pelo, despacito, intentando pasar desapercibidos hasta el momento que un pequeño tirón hace que salga de mi supuesto ensimismamiento. Suelto un pequeño… Ay!!! Y giro lentamente la cabeza sabiendo lo que voy a encontrar y pintando una cara de enfado que no engaña a nadie.

Allí están los dos pequeños depredadores. Una niña de pelo castaño y rizado, ojos verdes que me mira con una sonrisa de oreja a oreja y un niño moreno de pelo liso algo más pequeño que no deja de reírse con cara de pillín. No están gordos, pero su delgadez no es síntoma de nada más que de la propia vitalidad de la que alardean en ese momento incitándome a perseguirlos, bailoteando y haciendo un poco el tonto… Les ignoro y vuelvo a fingir entusiasmo con el libro pero esta vez vigilo con el rabillo del ojo. La niña, un par de años mayor parece saber que no tiene que acercarse en este momento. El niño, más inocente si cabe o quizás más temerario, se acerca despacito. Puedo escuchar cada pasito que da en el suelo, pasos cortos y livianos. Cuando esta suficientemente cerca de mi como para no poder alcanzarle, pero quedarme justo, le lanzo un zarpazo mientras grito: Que te cojo!!!!!.

La amenaza surte su efecto, ambos niños estallan en carcajadas y salen corriendo por el pasillo. El juego ha comenzado, los depredadores han pasado a ser presas y yo tengo que alcanzarlos. Pero no lo hago, me quedo quieto mirándolos… Volverán a la carga seguro… Sentado en el suelo los espero.

Asoman las cabecitas por el quicio de la puerta, me buscan y me ven sentado y sonriendo, ellos me sonríen a mí y me miran con ojos cargaditos de inteligencia… Saben lo que quieren y saben que no se los voy a dar fácilmente, así que van a tener que agudizar el ingenio si de verdad lo quieren. Pero lo que no me queda ninguna duda es que no cejaran hasta conseguirlo.

Entran en la habitación, hago un amago de levantarme, el niño corre a esconderse detrás de ella que no se mueve. Amenazante, buscándome, encarando, al segundo intento me levanto y doy unos pasos, vuelven a reírse y a correr ahora más despacio por el pasillo mientras miran si les sigo o no. Mi intentona de hacerlos huir a tenido poco éxito. Pronto vuelven a colarse dentro de la habitación. Esta vez solo ella entra. De pie y además engañada ella, cree que no voy a conseguir cogerla. Resulta una presa fácil que no tiene escapatoria. La agarro de la cintura, la achucho, la hago unas cuantas cosquillas mientras se retuerce de la risa entre mis brazos. No me lo pienso, la levanto en el aire y la lanzo despacio, haciéndola poca presión en la cintura al subir para que piense que la voy a dejar volar en el aire. Da carcajadas e intenta patearme, esquivo sus piernas y la agarro de los tobillos, hago el amago de ponerla cabeza abajo mientras la sujeto de la espalda. En ese momento se rinde entre carcajadas y me grita. - Para, para!!!!.- La suelto en el suelo. Adopta una posición muy digna, sabe que ha fallado, torna su cara seria y me lanza una patada a la espinilla que ni me da, ni siquiera era la intención. Hago el amago de agarrarla de nuevo, pero se larga corriendo, sonriendo. Tiene la sensación de al menos haber salido airosa de la situación. Desde la habitación, con una sonrisa en la cara le digo en voz alta. Oye!!!. Eso no se hace!!!. Vuelve a entrar, estirada, dándose aires de algo que no es, de persona mayor. Me mira con ojos de listilla, cargaditos de la inteligencia que solo aporta la inocencia y me dice... - Yo hago lo que quiero.- Mientras, intenta estar muy seria, pero al final no puede dejar escapar una sonrisa. Yo, disfrazado de falsa indignación, le pregunto. - ¿No tienes madre a la que dar la plasta? -. Ella deja escapar la sonrisa por completo y contesta como una marisabidillas, cargada de locuacidad y de autoridad… - Si y se llama B…. R…-

B.... R...¿?. Que hago yo cuidando de los niños de C... ¿?

- Pues dile a tu madre que te castigue.- Pero ahora soy yo el que no puede dejar de sonreír. Ella me devuelve esa sonrisilla picarona y responde. - Si me da la gana!!!!- Y sale corriendo.

Una represalia no se hace esperar, salgo correteando detrás de ellos y engancho al niño pequeño. Rujo y hago ruidos de animal feroz mientras lo elevo a la altura de mi cabeza y empiezo a simular que le devoro el vientre mientras le hago cosquillas con la cara y la nariz. El niño no puede más de la risa, le falta casi el aire, ella desde el suelo patalea y se ríe de las desventuras de su compañero de juegos. Lo suelto y salgo corriendo hacia la habitación otra vez. Esta vez me escondo detrás del sofá hecho una pelota, no es que no se me vea, pero desde la altura en que ellos me buscan no soy muy fácil de ver. Es lo que tiene saber jugar con los ángulos.

Los espero, oigo las pisadas atropelladas y las risas desde mi escondite, el silencio se hace de golpe. Ambos con cara de confusos miran por la habitación, a través de un agujerito les observo y espero el mejor momento para hacer mi aparición. Cuando menos se lo esperan salto desde mi escondite sobre ellos, volviendo a rugir, los chillidos y las carcajadas se mezclan en el aire. Puedo escuchar tropezar al niño por el pasillo, pero no salgo, no he oído el golpe, así que no se ha caído, aunque es pequeño parece tener buen sentido del equilibrio. Me tumbo en el suelo, espero muy quieto a que se acerquen.

Esta almohada es incómoda, no consigo hacerme a ella. Media vuelta en la cama.

Están a tiro pero aún así no me muevo. Cierro los ojos, Uno de ellos se me acerca, no hace nada, oigo unos pasitos débiles que se acercan aún más. - Que le ha pasado?.- Pregunta la voz de la niña. -No se.- Responde él. Uno de los dos se acerca y me da una patadita en el pie. Sigo sin moverme. - Se ha hecho pupa?- . Pregunta ella. - No se - responde el otro. Siento un dedito, que me toca en la cara. - No se mueve-. Dice él. - Dale un beso a ver que pasa.- Responde ella. Sin los ojos abiertos puedo sentir que ambos sonríen y actúan conforme a un papel que tienen bien aprendido.

Unos pequeños labios rozan mi mejilla. Abro los ojos, me estiro despacio y ambos salen corriendo gritando. - Bien!!!, Ya se ha despertado!!!- Y el niño grita. - Le he robado un beso a Papa!!!!!.-

¿Papa?. ¿Soy padre?, esto debe de ser un sueño, bueno mi hijo juega con la niña de C... . Por eso los estoy cuidando yo. Media vuelta en la cama.

Me levanto y agarro al niño. Me lo como literalmente a besos. - Ahora quien le roba un beso a quien?.- Pregunto y le suelto. Ambos salen corriendo. Vuelvo a esconderme. Ahora, detrás de una estantería a rebosar de libros. Entran mirando donde me había escondido antes. Esta vez no espero, salgo corriendo detrás de ellos despacio para darles un poco de tiempo. Cojo al más pequeño y me lo subo como un saco de patatas. Se ríe. Sigo corriendo y haciendo el ganso, dando saltos y estrujones con el niño al hombro mientras corro detrás de ella, que a base de reírse, no puede más y se rinde.

La cojo con el otro brazo, la agarro y la pongo colgada de la cintura pegada a la mía rodeándola con el brazo y voy dando saltitos y pequeños zarandeos a los dos niños mientras se ríen y patalean. Encuentro una habitación, me meto dentro, tumbo a los dos niños en la cama y me pongo a hacer cosquillas a los dos a la vez. Hasta que prometen dejarme en paz no paro de reírme y de hacerles cosquillas mientras se retuercen a carcajada limpia.

Los dejo tranquilos que tomen aire y me voy camino de la habitación en busca de mi libro, me siento en el suelo, no llego a abrirlo cuando siento un dedito que me toca la espalda. No la he oído llegar, pero puedo verla salir corriendo de la habitación. Me tumbo en el sofá, estoy otra vez a tiro, vuelvo a recorrer páginas sin posar la vista. Todo va a empezar de nuevo. Pero antes grito.

- C… mira lo que esta haciendo tu hija!!!!.-

Desde algún punto que no llego a reconocer C… responde. -Te recuerdo que son tus hijos también!!!- Mientras se ríe.

¿Mis hijos?. Justo suena el despertador, estoy hecho polvo, pero con una sonrisa en la boca. Me levanto con la misma sonrisa y con sensación de satisfacción dejo susurrar refunfuñando un… Lástima Herodes…Pero en verdad, lo que deseo, es volver a soñar con los dos niños.

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